En un pueblito llamado camiara vivían tres familias que tenían sus chacras y gracias a ello podían alimentarse, un día unos niños jugaban en la inmensidad del bosque con sus amiguitos sin notar que ya era muy tarde y la noche caía lentamente.
Cuando decidieron volver a casa todo estaba muy oscuro y no podían ver hacia donde se dirigían, caminaron y caminaron sin rumbo aproximadamente hasta la media noche cuando a lo lejos divisaron unas luces muy fuertes. Se acercaron poco a poco temerosos ya que ellos estaban acostumbrados a usar velas en las noches y estas no iluminaban tan fuerte como aquellas luces que estaban observando.
Cuando estuvieron muy cerca se dieron cuenta que se trataba de una cueva la cual resplandecía como si en su interior habría algo muy brillante, no pudieron ingresar ya que el resplandor las cegaba, marcaron el lugar y siguieron caminando hasta que cayo la mañana.
Ya con la luz del sol pudieron seguir la ruta que los llevaría a sus casas, cuando llegaron sus padres estaban muy asustados, los habían buscado toda la noche, ellos los contaron lo que había sucedido.
Sus padres les indicaron que los llevase a el lugar donde habían visto el resplandor pero no lo encontraron, los niños dijeron que dejaron algunas piedras como marca para no perder el lugar pero en ese instante no encontraron nada.
El padre de uno de ellos estaba muy afligido que no podía dormir, despertó a su hijo de madrugada y le indico que nuevamente le guie, “a lo mejor ahora de noche lo recuerdas mejor le indico”
Salieron bien abrigados y efectivamente encontraron la cueva la cual resplandecía inmensamente, el hombre cubriéndose levemente los ojos llego a la entrada de la cueva y se percato que todas las paredes eran de oro puro así que sin vacilar corrió hacia su hogar para avisar a los demás campesinos.
Cuando estaba llegando hacia ellos con mucha emoción se detuvo y se puso a pensar (por un momento se le cambio la expresión del rostro y lo ataco la avaricia) no aviso a nadie y a escondidas saco un deposito grande que tenia y desato al toro para que jale lo que sacaría de la cueva.
Cuando llegaron el hombre ingreso a la cueva con el toro, comenzó a picar las paredes (el oro estaba pegado como escamas y fácilmente caía al deposito grande que el hombre había preparado cuando estaba casi lleno el hombre decidió salir lo ato al toro y este lo arrastró y al hombre jamas lo vieron.